Por: Daniel Mtz. – Pastor de Jóvenes Conectados
[dropcap style=’2′ color=’#04bcc2′]S[/dropcap]e aproximaba la Semana Santa en tan sólo unos años (poco más de tres aproximadamente). Cristo ya estaba a punto de manifestarse en su ministerio en esta tierra. Jesús ya no era un bebé en un pesebre visitado por unos pastores y sabios. Ni tampoco un adolescente que se le tenía que escapar a sus papás durante la Pascua para poder predicar la Palabra de Dios. El estaba a punto de cumplir su llamado totalmente aquí en la tierra, no sólo sanando enfermos, no sólo predicando y enseñando, no sólo compartiendo directamente el gran amor de Dios para los hombres. El venía a hacer algo más que los milagros y las palabras, El venía a morir por toda la humanidad para que pudiéramos tener la oportunidad, alguna vez en nuestras vidas, de acercarnos más al Padre por medio de este sacrificio. Eso es lo que recordaremos el siguiente mes de Abril durante la Semana Santa, empezando desde el domingo que celebramos la Entrada Trinfal a Jerusalén, y terminando con la celebración de la Resurrección del Señor, estaremos celebrando en grande estos acontecimientos de suma relevancia para la humanidad. La pregunta que me hago en este momento es sencilla: ¿Cómo querrá Dios que nos preparemos para recordar dicho acontecimiento, dicha victoria, dicha hazaña universal? Juan el Bautista era primo de Jesús, pero no sólo eso, era un tremendo profeta de Dios. Su misión en la vida fue precisamente, lo mismo que a nosotros nos concierne el día de hoy. La preparación de los corazones de las personas para recibir al Señor en sus vidas. Precisamente los preparaba para antes de la manifestación de su ministerio, de la celebración de la PRIMERA SEMANA SANTA DE LA HUMANIDAD. Su preparación no implicaba precisamente el juntar y colorear cascarones para esconder en el jardín durante la PASCUA. Su preparación no consistía precisamente en reservar una semana en la Isla del Padre para broncearse más (esto no tiene nada malo, pero no es lo más importante en esta temporada). Su preparación fue la siguiente:
[highlight]LUCAS 3
7Y decía a las multitudes que salían para ser bautizadas por él: !!Oh generación de víboras!(B) ¿Quién os enseñó a huir de la ira venidera?
8Haced, pues, frutos dignos de arrepentimiento, y no comencéis a decir dentro de vosotros mismos: Tenemos a Abraham por padre;(C) porque os digo que Dios puede levantar hijos a Abraham aun de estas piedras.[/highlight]
En pocas palabras, Juan el Bautista preparaba a la gente exhortándolos a un genuino arrepentimiento. Esa es precisamente la mejor manera en que podemos prepararnos para celebrar la Semana Santa en este 2012, pidiéndole al Señor que El nos limpie de toda maldad, que lave nuestras vidas con su preciosa sangre, que nos restaure. No hay mejor manera que entregarle nuestras vidas enteras a Aquel que vino a darlo todo por nosotros. Juan era un profeta duro en sus palabras, lo chistoso, es que por más que fueran duras y directas sus palabras, la Biblia las describía como “buenas nuevas”.
[highlight] Lucas 3
18Con estas y otras muchas exhortaciones anunciaba las buenas nuevas al pueblo.[/highlight]
¡Y claro que eran buenas nuevas! Fue por medio de la muerte y resurrección del Señor, que hoy tenemos la oportunidad de clamar a su preciosa sangre para podernos preparar debidamente para celebrar una vez más, la Semana Santa. Es por medio de Su vida que El mismo entregó en la cruz del calvario por lo que hoy podemos disfrutar de una salvación tan grande. No importa cuan duras y directas hayan sido las palabras de Juan el Bautista, la idea es clara y el beneficio es ETERNO. ¡Dínoslo como quieras Juan, tenemos vida eterna en Cristo Jesús! La idea básica y profunda de sus exhortaciones es la siguiente: Purifiquen sus corazones por que la salvación que Cristo les ofrece no es cualquier cosa. ¡Hay que arrepentirse verdaderamente! No se usted, pero yo, así quiero prepararme más para esta Semana Santa, quiero ser más como El, quiero dejar más las cosas que no le agraden, y quiero poder decir como decía el mismo Juan el Bautista:
[highlight]Juan 3
30 Es necesario que él crezca, pero que yo mengüe.[/highlight]
¡Esta es la mejor manera de prepararnos para la Semana Santa! ¡Bendiciones!